El Gran Premio de Tailandia 2025 convirtió el domingo el circuito de Buriram en un horno, con temperaturas que alcanzaron los 37ºC, poniendo a prueba a los pilotos. Para Miguel Oliveira (Prima Pramac Yamaha), que partió 17º y acabó 14º, el calor fue omnipresente.
Al ser preguntado por la alta temperatura y si, al estar más atrás en un grupo grande, el calor de las otras motos podría influir, Oliveira descartó la idea con una sonrisa: «He tenido que gestionar el calor de mi moto y de las otras motos, sinceramente no hay mucha diferencia. Si tenemos mucha velocidad, significa que el circuito es muy rápido y notas mucho el viento al frenar. 36ºC en el aire ya es bastante calor y tener otras motos cerca no supone mucha diferencia». Para el 88, el intenso calor ya fue suficiente y rodar en el pelotón no empeoró las cosas. Miguel Oliveira tuvo una carrera dura, pero mantiene una actitud positiva.

«Y además de la temperatura del aire y de las otras bicis, el propio equipamiento también influye», añadió, añadiendo un toque de humor al tema. «Estamos por encima del 100% de la temperatura de la bici», bromeó. «Ya tengo dos, una niña y un niño», dijo, provocando las risas de la sala de prensa. Siempre «con ilusión», el portugués afrontó la situación con filosofía, a pesar de una carrera en la que se quedó atrás, 17º en el Sprint, 14º en el Gran Premio, pero su análisis sigue siendo lúcido: «La Yamaha M1, todavía en modo rodaje y el calor intenso no ayudaron. Eso hace las cosas aún más difíciles, o tal vez no», dijo, prefiriendo ver el vaso medio lleno. Frente a un Márquez intocable y una competencia feroz, Oliveira apuesta por el análisis y la resistencia. Argentina, la próxima parada, será una oportunidad para recuperarse.